A servidor nunca le ha atraído el mundo de los videojuegos per se. Si en su día, siendo chaval, me pasaba las horas muertas alucinando con aquellos cacharros era porque algunos de ellos te llevaban, al igual que las películas o los dibujos, a mundos fantásticos llenos de monstruos y seres completamente descacharrantes. Por lo tanto, nunca fuí un jugón. Nunca me he pasado el Street Figther 2, lo admito. Lo mío era la aventura y las plataformas llenas de bichos, y cuanto más raros mejor. Es por eso que la mayoría de los juegos que verán en este segundo volumen no son los típicos grandes clásicos, sino aquellos que más flipado me dejaron con sus mundos de fantasía pixelada.
Alien Storm:
Empezamos con un juego fuertecito (obviamente, nada en comparación con el actual Survival Horror), lleno de aliens con un caracter tan chungo como sus pintas. Este sí que llegué a pasármelo, pero en consola. La razón: que no podía esperar a ver con qué nuevo horror me iba a encontrar en la siguiente pantalla.
Los aliens del juego eran feos de cojones. La mayoría eran masas de carne informe, llenos de babas y tentáculos cuyo único objetivo era mortificar a los seres humanos. De hecho, uno de los mejores guiños del juego era ver como una especie de gremlins espaciales hacían acto de presencia subidos al galope de humanos histéricos, como en el film de Dante.
Un must.
Mutant Fighter/Death Brade:
Un clásico algo olvidado de la lucha cuerpo a cuerpo. En este caso, llena de seres más o menos mitológicos que se enfrentaban en un foso donde demostrar quién era el más fuerte. Podías escoger entre Hércules, una amazona, una especie de macarra muy a lo Guile, un Golem lentorro, un minotauro y una especie de troll bestia de color verde que era mi favorito (como el trasgo de Samurai Shodown, otro juegazo). El juego, que era bastante chungo, llegaba a su cénit en los momentos en los que un jugador conseguía realizar la técnica mortal del Super Throw, en el que uno de los jugadores lanzaba al otro por los aires para machacarlo después contra la dura piedra. Recuerdo perfectamente a la chavalería de mi barrio flipando en colores con ese momento.
Robo Army:
Pese a que la jugabilidad de esta máquina no era su fuerte, los diseños eran lo suficientemente molones como para echarle esas monedas de 25 pesetas que tanto te costaba sisar a tus padres. El juego en si era el clásico arcade de avanza y machaca protagonizado por un soldado medio hombre medio máquina y otro completamente robot. Tus enemigos eran máquinas de todo tipo intentando diezmar, otra vez, a los seres humanos. Había robots en forma de águila, perros, gorilas gigantes... Vamos, que no podíamos pedir más. Si hasta te podías transformar en un coche blindado! Eso sí, el metal de tus personajes pesaba tanto que sus saltitos y su agilidad era poco menos que ridícula. Pero bueno, si Robocop no podía correr, estos tampoco.
King of the Monsters:
Chunguísimo. Echar una moneda a este juego, y sobre todo a su segunda parte, era poco menos que tirar el dinero. Eso sí, el argumento era inmejorable. Descendiente del "Rampage" clásico, en esta ocasión tenías que elegir a un monstruo gigante para enfrentarte contra otro en una ciudad que siempre quedaba destruida después del combate.
Podía lanzar trenes, aviones y todo lo que se te pusiera al paso. Todo en tal de machacar al monstruo que tenías delante. En el juego podía ver a simios gigantes (otro fetiche que comparto con miles de basurólogos), tipos estilo Ultramán, clones de Godzilla, un hombre escarabajo, mutantes de todo tipo... Ah, y dependiendo de la versión del juego, recuerdo que había una música bastante cañera.
Midnight Wanderers:
Un incunable. Este era arte puro. La calidad de sus diseños, gráficos, movimientos, escenarios, criaturas era sencillamente insuperable. Desde los sapos lanzafuego hasta los hombres árbol, el Predator gigante, los renacuajos marinos... Acojonante y con una dificultad progresiva que no hacía sino viciarte más todavía.
Prehistoric Isle:
De todos los juegos de aviones de disparo continuado, este era mi favorito por razones obvias: el enemigo a destruir eran todo tipo de criaturas prehistóricas que iban como poseídas. Riéte de "Parque Jurásico" porque en esa isla si que las pasabas putas. Los bichos te acosaban por cientos en cada nivel, siendo de dificultad bastante considerable (aunque nunca tanta como en el Ghost´n Goblins). Llegué a pasármelo gracias al dios MAME y debo decir que al final desarrollé cierta habilidad para combatir al ejército de monstruos que se te echa encima en cada pantalla.
Toki:
¿Cómo coño conseguía mi primo pasarse TODO el juego con una puta moneda? Debía ser el aburrimiento de estar atrapado durante las vacaciones en el pueblo más soso de España porque el tipo llegó a desarrollar un dominio sobre la máquina realmente admirable. Con él no podían ni los mamuts ofuscados, ni los ojos flotantes, ni las pirañas mala sombra, ni las lagartijas de agua salada, ni el gigantesco hombre pez, ni las polillas gigantes, ni los monos demoníacos, ni los magos lanza rayos. El tío pillaba al bueno de Toki, un humano transformado en un simpático chimpancé, y rescataba a su rubia novia en un santiamén.
Caveman Ninja:
Aka Joe & Mac. Otro juego de plataformas muy selvático y animalesco protagonizado por dos ágiles cavernícolas cuya importante misión no era otra que rescatar a todas las titis raptadas de su tribu. ¡¡Lo que es capaz de hacer un hombre de las cavernas con tal de meter!! Empezando por zumbarle a un tiranosaurio (ahí es nada, ese era el malo final de más de un juego) y siguiendo con plantas carnívoras gigantes, monstruos alados, bichos electrificados...
Seguido por una dignísima secuela.
Y hasta aquí mi resumen. Seguiría durante horas pero tampoco les quiero aburrir. Además, para análisis pajeros de estas recreativas ya tienen cientos de blogs. Sólo aprovecharé para mencionar juegos que me gustaron tanto o más que los anteriormente citados:
King of the Dragon, Sengoku, Captain Commando, Blues Journey, Tumblepop, Altered Beast, Gals Panic, Golden Axe, Spin Master, Wonder Boy, Metal Slug y muchos, muchísimos más.
Alien Storm:
Empezamos con un juego fuertecito (obviamente, nada en comparación con el actual Survival Horror), lleno de aliens con un caracter tan chungo como sus pintas. Este sí que llegué a pasármelo, pero en consola. La razón: que no podía esperar a ver con qué nuevo horror me iba a encontrar en la siguiente pantalla.
Los aliens del juego eran feos de cojones. La mayoría eran masas de carne informe, llenos de babas y tentáculos cuyo único objetivo era mortificar a los seres humanos. De hecho, uno de los mejores guiños del juego era ver como una especie de gremlins espaciales hacían acto de presencia subidos al galope de humanos histéricos, como en el film de Dante.
Un must.
Mutant Fighter/Death Brade:
Un clásico algo olvidado de la lucha cuerpo a cuerpo. En este caso, llena de seres más o menos mitológicos que se enfrentaban en un foso donde demostrar quién era el más fuerte. Podías escoger entre Hércules, una amazona, una especie de macarra muy a lo Guile, un Golem lentorro, un minotauro y una especie de troll bestia de color verde que era mi favorito (como el trasgo de Samurai Shodown, otro juegazo). El juego, que era bastante chungo, llegaba a su cénit en los momentos en los que un jugador conseguía realizar la técnica mortal del Super Throw, en el que uno de los jugadores lanzaba al otro por los aires para machacarlo después contra la dura piedra. Recuerdo perfectamente a la chavalería de mi barrio flipando en colores con ese momento.
Robo Army:
Pese a que la jugabilidad de esta máquina no era su fuerte, los diseños eran lo suficientemente molones como para echarle esas monedas de 25 pesetas que tanto te costaba sisar a tus padres. El juego en si era el clásico arcade de avanza y machaca protagonizado por un soldado medio hombre medio máquina y otro completamente robot. Tus enemigos eran máquinas de todo tipo intentando diezmar, otra vez, a los seres humanos. Había robots en forma de águila, perros, gorilas gigantes... Vamos, que no podíamos pedir más. Si hasta te podías transformar en un coche blindado! Eso sí, el metal de tus personajes pesaba tanto que sus saltitos y su agilidad era poco menos que ridícula. Pero bueno, si Robocop no podía correr, estos tampoco.
King of the Monsters:
Chunguísimo. Echar una moneda a este juego, y sobre todo a su segunda parte, era poco menos que tirar el dinero. Eso sí, el argumento era inmejorable. Descendiente del "Rampage" clásico, en esta ocasión tenías que elegir a un monstruo gigante para enfrentarte contra otro en una ciudad que siempre quedaba destruida después del combate.
Podía lanzar trenes, aviones y todo lo que se te pusiera al paso. Todo en tal de machacar al monstruo que tenías delante. En el juego podía ver a simios gigantes (otro fetiche que comparto con miles de basurólogos), tipos estilo Ultramán, clones de Godzilla, un hombre escarabajo, mutantes de todo tipo... Ah, y dependiendo de la versión del juego, recuerdo que había una música bastante cañera.
Midnight Wanderers:
Un incunable. Este era arte puro. La calidad de sus diseños, gráficos, movimientos, escenarios, criaturas era sencillamente insuperable. Desde los sapos lanzafuego hasta los hombres árbol, el Predator gigante, los renacuajos marinos... Acojonante y con una dificultad progresiva que no hacía sino viciarte más todavía.
Prehistoric Isle:
De todos los juegos de aviones de disparo continuado, este era mi favorito por razones obvias: el enemigo a destruir eran todo tipo de criaturas prehistóricas que iban como poseídas. Riéte de "Parque Jurásico" porque en esa isla si que las pasabas putas. Los bichos te acosaban por cientos en cada nivel, siendo de dificultad bastante considerable (aunque nunca tanta como en el Ghost´n Goblins). Llegué a pasármelo gracias al dios MAME y debo decir que al final desarrollé cierta habilidad para combatir al ejército de monstruos que se te echa encima en cada pantalla.
Toki:
¿Cómo coño conseguía mi primo pasarse TODO el juego con una puta moneda? Debía ser el aburrimiento de estar atrapado durante las vacaciones en el pueblo más soso de España porque el tipo llegó a desarrollar un dominio sobre la máquina realmente admirable. Con él no podían ni los mamuts ofuscados, ni los ojos flotantes, ni las pirañas mala sombra, ni las lagartijas de agua salada, ni el gigantesco hombre pez, ni las polillas gigantes, ni los monos demoníacos, ni los magos lanza rayos. El tío pillaba al bueno de Toki, un humano transformado en un simpático chimpancé, y rescataba a su rubia novia en un santiamén.
Caveman Ninja:
Aka Joe & Mac. Otro juego de plataformas muy selvático y animalesco protagonizado por dos ágiles cavernícolas cuya importante misión no era otra que rescatar a todas las titis raptadas de su tribu. ¡¡Lo que es capaz de hacer un hombre de las cavernas con tal de meter!! Empezando por zumbarle a un tiranosaurio (ahí es nada, ese era el malo final de más de un juego) y siguiendo con plantas carnívoras gigantes, monstruos alados, bichos electrificados...
Seguido por una dignísima secuela.
Y hasta aquí mi resumen. Seguiría durante horas pero tampoco les quiero aburrir. Además, para análisis pajeros de estas recreativas ya tienen cientos de blogs. Sólo aprovecharé para mencionar juegos que me gustaron tanto o más que los anteriormente citados:
King of the Dragon, Sengoku, Captain Commando, Blues Journey, Tumblepop, Altered Beast, Gals Panic, Golden Axe, Spin Master, Wonder Boy, Metal Slug y muchos, muchísimos más.
10 comentarios:
Vaya clásicos insuperables, en casi todas me he dejado la gran mayoría de mis pagas y parte de las de mi hermana... ¡¡Ay, bendito mame que nos ahorras tanto dinero!!
Jo, los he jugado en su inmensa mayoria en recreativas y spectrum en mi juventud...lo que me flipa es que os acordeis de los nombres de los juegos..yo los tengo olvidados.
Seguro que si hablásemos de libros, a nadie le extrañaría que recordásemos el título.
Eso es discriminación contra los videojuegos. Pobrecillos.
Lo que pasa es que a los videojuegos jugábamos de más canis, lo que es leer, leer, suele ser algo más tardío.
Reconozco que la recre de Alien Storm me producía, en parte miedo, en parte fascinación, no podía despegar la mirada de encima. ¿porqué nos daban tan pocas pelas? con las 25 pesetas, en la mano hasta desgastarla hasta encontrar en qué máquina invertirlas... muy jonkis éramos.
A todos he jugado, y me dejado pagas muchos de ellos me los he pasado, pero por encima de todos estaba el Midnight Wanderers, esa máquina con tres juegos, que vicios, de hecho mira por donde me voy a echar unos vicios, luego os pongo la puntuación jejejeje.
2209025
A mi sólo me gustaba el Tetris y el Duke Nuken pero se me daba fatal. no he vuelto a jugar y me trae por culo la gente que lo hace en reuniones sociales!
Que buenos juegos, también estaban bien el Final Fight y el Double Dragon :)
Jooo!! ese gameplay del Toki es mío! No se imaginan lo que me costó pasarlo sin perder vidas. Un honor que hayas utilizado mi video en tu blog amigo, voy a empeza a pasarme mas seguido por aquí. Muy bueno. Recomiendo el Toki, un retro-juegazo.
Estupendo Samir. Será usted bienvenido. :)
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