Fotogramas inmortales vol. VI

Y por fin (sé que se ha hecho esperar) les traigo el volumen VI de estos Fotogramas Inmortales que vienen a cerrar, de momento, el ciclo bunkero sobre cine. Empezamos:

Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)
Hace poco estuve hablando con Lengua Negra de esta película y, sobre todo, del libro en el que se basa. El descenso al corazón de las tinieblas que nos mostró Conrad quedó perfectamente retratado en el film de Coppola, una magistral obra en la que se cambio el aspecto de la historia pero que conservó toda la locura y el ambiente opresivo del original. Para mi gusto, la escena de los helicópteros con la música de "La Cabalgata de las Valkirias" de Wagner es no sólo una escena memorable, sino una de las mejores escenas de la historia del cine, que consigue que el espectador se revuelva en su asiento, expectante ante lo que se avecina.


El Gran Lebowski (Joel Coen, 1998)
Grandiosa película de los hermanos Coen, plagada de personajes redondos y momentos memorables. El Nota, personaje al que uno de los mejores profesores que tuve en la universidad llegó a comparar con Falstaff (importante personaje shakesperiano, para el que no lo sepa), es una creación genial y perdurable en la memoria cinéfila. Sólo por la gran composición del personaje que hace Jeff Bridges merece la pena esta película, pero como he de elegir una escena, me quedo, por su lirismo patético, con la escena en que El Nota (Bridges) y Walter (John Goodman) están arrojando al acantilado las cenizas de Donny (Steve Buscemi), alojadas en un bote de café, y el viento las tira sobre la cara de El Nota. Humor un poco manido, quizá, pero con un envoltorio antológico.


American History X (Tony Kaye, 1998)
Aquí no hacemos apología del nazismo, ni somos racistas, ni antisemitas, ni nada parecido, bien lo saben ustedes. Pero hay tal fuerza en la escena en la que el “bueno” de Derek Vinyard (Edward Norton) le pisa la cabeza al pobre chico negro que, a pesar de los años que llevo sin ver la película, me es imposible borrar esa imagen de mi cabeza…


Enemigo Mío (Wolfgang Petersen, 1985)
Remake galáctico de “Infierno en el Pacífico”, nos cuenta la relación entre dos enemigos obligados a llevarse bien. El espectacular duelo actoral entre Dennis Quaid haciendo de piloto de combate humano y la réplica que le da Louis Gossett Jr. como su némesis drac hacen que cualquier momento de la película sea inolvidable, pero sobre todo lo son las partes en las que Quaid y Gosset (este bajo una buena capa de maquillaje extrarerrestre) aprenden cada uno la cultura y el idioma de su enemigo las que lo hacen memorable. Esta película se me quedo grabada en la memoria, quizá debido a que fue la primera película pirata que disfrute en mi VHS. Aaaaaaaaaaaah, como olvidar ese tono verdoso de la cinta y la fuerza de escenas con diálogos como este:

- Davidge: Hay un dicho antiguo... "si a la primera no lo consigues, inténtalo otra vez."

- Jeriba Shigan: Davidge... ¿Eso aprendido del gran maestro Shisma?

- Davidge: No... de Mickey Mouse...

- Jeriba Shigan: ¿De quién?

- Davidge: Mickey Moouuuusssssssssssse

- Jeriba Shigan: Miki Mooooooosh ... ¿Es un gran maestro Igman??

- Davidge: Mmm… Sí... algo así...

Esos diálogos, la amistad inquebrantable que se forja entre estos dos enemigos y el acento reptiliano que tiene Gosset al decir “Davidge” son las cosas que convirtieron esta película en algo inolvidable para mí. Para mi gusto, esta producción se merece estar en el olimpo de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.


12 Monos (Terry Gilliam, 1995)
Claro que 12 Monos no se queda atrás, además de brindarnos una película de viajes en el tiempo narrada y resuelta de una forma bastante solvente y original, tiene a un Bruce Willis estupendo y a un Brad Pitt en estado de gracia. Y me quedaría sobre todo con la escena en la que James Cole (Bruce Willis, en el que quizá es uno de sus mejores papeles) dice: “No estoy loco, ahora lo entiendo. Soy mentalmente divergente.”, frase que se podría aplicar fácilmente a los que estamos dentro del Bunker y a la gran mayoría de la fauna que llama a nuestra puerta (ustedes) cada día.


Mejor imposible (James L. Brooks, 1997)
Claro que si hablamos de locura, me encantan las neuras, manías y la incapacidad para tratar con el resto de seres humanos que demuestra tener Melvin Udall, el personaje interpretado por Jack Nicholson en esta película. Su falta de empatía, de sentido común y de tacto es muy palpable durante gran parte del metraje, provocando situaciones cómicas por doquier, especialmente en la que su vecino Simon Bishop (Greg Kinnear) interrumpe el trabajo de Jack Nicholson para decirle que ha encontrado a su perro y Nicholson le grita “¡¡Hijo de puta!! ¡¡Maldito sarasa culiprieto!!” y comienza un agresivo (a la par que delirante) discurso sobre porqué no le debe interrumpir nunca mientras trabaja, adornado con lindezas del estilo “…o si es la noche de las elecciones y estás emocionado y quieres celebrarlo porque algún chupapollas con el que sales ha sido elegido el primer presidente marica de los Estados Unidos, y ha decidido que te va a llevar a hacer locuras a Camp David, y quieres a alguien con quien compartir ese momento, aun así, no llames, a esta puerta, no. ¡¡No!! ¡¡Bajo ningún concepto!! ¿Lo has captado ricura?”. Jack, eres un encanto, tío.