lunes, 20 de octubre de 2008

Mis dobles, mi Supes y yo: los clones de Superman III (Supaxploiteision II)

Sí, ya sé que hace tiempo que no hablamos de este tema, pero tienen que entender que entre la tocada de huevos habitual mis planes de dominación mundial, el blog de “Ni 1 € por Dragon Ball, La Película” y la puesta en marcha de mi propio LHC, he andado ligeramente falto de tiempo para dedicarlo a otros menesteres. Pero bueno, como habrán visto, ya tenemos el Bunker-Lab a pleno rendimiento, así que hoy toca artículo sobre los Supermanes de otras editoriales, más concretamente hablaremos de Supreme (Image/Awesome) y de El Centinela (Marvel), personajes similares en cuanto a concepto inicial, pero muy diferentes en cuanto a desarrollo, de Superman. Y ya sin más preámbulos, voy a empezar hablándoles de Supreme.

Este personaje debutó originalmente en las páginas de Youngblood de Rob Liefeld (sí, el dibujante de musculaturas, posturas y dentaduras imposibles). Nació como un calco ligeramente más violento, hipermusculado, egocéntrico y descerebrado de Superman. Al principio parecía que Liefeld y los suyos no tenían muy claro que hacer con el personaje, ya que este pasó por varias etapas: una especie de ángel de la venganza, un autoproclamado dios capaz de vencer al mismísimo Thor (pero no el de Marvel, sino el de Awesome) y portar su Mjolnir... aunque finalmente prevalecería esta especie de (vulgar) imitación de Superman.


Supreme, por Rob Liefeld

Pero todo esto cambió cuando llegó Alan Moore al título y convirtió a Supreme en un personaje arquetípico que bebía directamente del Superman de la edad de plata de los cómics, creándole además toda una superfamilia a juego como mandan los cánones, que contó hasta con un Superdálmata (de nombre Radar), cosa que hizo que esta serie se ganaran un puesto de honor en el corazón del bueno de Lengua Negra (porque Alan Moore, of course, ya lo había conseguido). Pero claro, como podrán imaginar viniendo de Moore, el cómic no era para nada típico, ya que le sirvió a éste como campo de experimentación de los más diversos e innovadores recursos visuales y narrativos expuestos hasta el momento en el mundo del cómic. Imagínense la calidad alcanzada por el loco Moore, que el cómic le valió el premio Eisner en 1997.

Supreme, versión de Alex Ross

La cosa fue tal que así: Rob! le pidió a Alan que le hiciera unos números de la colección y el tito Moore, después de pensárselo un poco le dijo “vale, pero como Supreme mola tanto y es una serie tan innovadora, voy a hacer que todo lo que has escrito tú no exista y me lo voy a inventar todo de nuevo, ¿de acuerdo?” Y, como era de esperar, Rob! dijo que sí, con las consecuencias que eso supuso: una de los mejores etapas en los cómics de superhéroes que se recuerdan. El Supreme de Moore es un auténtico homenaje tanto a Superman como a los héroes precrisis de DC, y eso se extrae del gran respeto por esas historias clásicas que exudan las páginas de Moore, páginas que supo llenar de la inocencia de la que carecían los héroes de la época. Moore sabía que muchos autores jóvenes del medio habían malinterpretado la visión madura, oscura e innovadora de los superhéroes que habían pretendido mostrar tanto él mismo en Watchmen como Frank Miller en Dark Night, y por eso intentó desde Supreme recuperar la inocencia perdida de los cómics de los 50 y 60. Y vaya si lo consiguió.

Moore comenzó a recontar Supreme en el número 41 de la colección, utilizando para su narración lo que los expertos llaman capas y capas de ‘metaficción’, ya que Alan nos contaba cosas que habían pasado en la historia previa de Supreme uniéndolas a hechos de la “vida” actual del personaje y combinándolo con unas increíbles e inesperadas rupturas de la cuarta pared, con continuos homenajes y referencias a la historia del cómic y a los mitos de Superman en particular. Como hemos mencionado anteriormente, el personaje contó con un trasfondo muy similar al de Superman, era un dibujante de cómics, con una novia similar a Lois Lane, con su propia Kryptonita (el Supremium) y tuvo incluso su propia superfamilia, formada por Suprema, la hermana superpoderosa de Supreme y Radar, el superperro del que hemos hablado anteriormente, pero lejos de contar historias más vistas que el TBO (valga la redundancia metaficcional), como habría hecho cualquier otro autor, o una burda copia de Superman (lo que le salió a Liefeld), en manos del barbudo Moore se convirtió en un cómic tan especial como esencial y del que no me atrevo a decir nada más, simplemente a recomendarles su inmediata lectura (pero sólo de la etapa Moore, por el bien de sus neuronas) para que saquen sus propias conclusiones.


Y ahora no desconecten, que viene El Vigía. ¿Qué les puedo contar de este personaje? Pues que a mi parecer, es el personaje inspirado en Superman más desaprovechado de todos los que hemos tratado hasta ahora. Y no por falta de potencial precisamente.


El Vigía, junto a sus compañeros Nuevos Vengadores

El origen de El Vigía es un poco complejo, y es que los mandamases de la Marvel, en connivencia con la gente de la revista Wizard, se sacaron de la manga que el personaje fue creado por Stan Lee en la Edad de Plata y que por una serie de vaya usted a saber que circustancias (fictícias), toda la información del personaje se perdió. El caso es que resulta que El Vigía había vivido aventuras con bastantes personajes de la Marvel (algunos de ellos tan importantes como Hulk, Spiderman o Los 4 Fantásticos), cosa nada lógica teniendo en cuenta que si esto hubiese ocurrido, algún internauta (chalado) lo habría recordado y/o conservado en algún sitio de sus archivos. Para corroborar esto, Joe Quesada (Editor Jefe de Marvel) presentó unos originales inéditos (pero falsos) al gran público. Obviamente, era un montaje para presentar a un nuevo personaje superpoderoso (el terrestre más poderoso del universo Marvel), vender más cómics y de paso tomarle el pelo a los lectores. Este “fraude” acabó derivando en la introducción del personaje en la continuidad Marvel a través de una miniserie (de Paul Jenkins y Jae Lee, auténticos creadores del personaje) y de su aparición en Los Nuevos Vengadores. En ellos se narraba, a través de un ejercicio de metaficción bastante bien pensado pero muy “malamente” ejecutado, que lo que había ocurrido en nuestro mundo real (que nadie se acordase de El Vigía) también había ocurrido en el Universo Marvel (ya saben, Tierra 616) y que la causa de que ocurriese esto era que se hizo para evitar que reapareciese un poderoso e invencible villano llamado El Vacío ATENCIÓN, SPOILER- y que resultó ser otra faceta de la personalidad de El Vigía. La única manera de acabar con El Vacío, sin matar a El Vigía, que encontraron los héroes de Tierra 616 fue la de borrar la memoria a todo ser viviente, incluyendo a El Vigía -FIN DEL SPOILER.

Las similitudes con Superman acaban con algunos de sus poderes (superfuerza, supervelocidad, invulnerabilidad, la capacidad de volar)
y en que ambos llevan capa. Pero El Vigía también puede proyectar campos de fuerza y controlar la luz, además de poseer ciertas habilidades psiónicas, pero realmente sus capacidades totales no han sido definidas aún. El Vigía, al contrario que Superman, consigue sus poderes de un suero, ATENCIÓN, SPOILER- que a su vez es el causante de los delirios que le empujan a crear El Vacío -FIN DEL SPOILER. Y en contraposición al equilibrio mental y moral de Superman, El Vigía (y por tanto su alter ego, Robert Reynolds) es un alcohólico, depresivo, psicótico, esquizofrénico y agorafóbico, lleno de miedos, de contradicciones, con profundos traumas y complejos psicológicos, que le impiden controlar y conocer las fronteras de su propio poder, llegando incluso a sentirse atemorizado de este. Y es que, el poder de El Vigía es equivalente a un millón de soles explotando y estoy seguro de que eso atemoriza a cualquiera. Como vemos, la diferencia más clara (y a la vez más interesante) con Superman es el desorden de personalidad del personaje, ATENCIÓN, SPOILER- que muestra y que une tres personalidades tan diferentes como la de Bob Reynolds, un hombre inseguro, miedoso, torturado y aquejado de fobias; la de El Vigía, que aparece como la parte más segura y estable de su personalidad, un ser valiente y bondadoso con un enorme poder que usa para luchar contra el mal; y por último la de El Vacio, que es una proyección de la parte más oscura y malvada de esta enfermiza trinidad contenida en la personalidad del héroe -FIN DEL SPOILER.

Un Vigia más acorde con los ideales de Superman

Pero El Vigía clásico (el falso) no era así, y lo vemos a través de los flashbacks (o mejor, de los cómics clásicos que aparecen dentro de las historias, escritos por el mismo Paul Jenkins
(más metaficción), que también aparece dibujado junto a su creación), en los que se nos muestra el mundo que él recuerda, un mundo inocente en el que era necesario un héroe diferente, un héroe que era la brújula por la que se guiaban el resto de héroes, más similar en tono y en moral a Superman.

En fin, al margen de todo esto, decir que el potencial del personaje me parece ampliamente desaprovechado es prácticamente un halago, ya que los autores que han trabajado con él no son capaces de plasmar sus miedos y frustraciones de una forma correcta, siempre parece que culminan sus apariciones y los arcos argumentales que protagoniza de forma poco coherente e incluso atropellada, provocando un resultado desconcertante en el lector. Creo, como mucha otra gente, que es necesario ver sufrir al personaje, verle vivir esa cotidianeidad que le agobia, ver como discute con su mujer, verle en la consulta del psiquiatra, verle luchar con sus desordenes de personalidad, verle hundido y verle salir del agujero con fuerzas renovadas, aguantando un día más antes de un posible suicidio...

Quizá si lo cogiese Alan Moore...

Reciban mis más oscuros saludos y no se pierdan la continuación de este artículo.

Articulos anteriores:

- Mis dobles, mi Supes y yo: los clones de Superman II

- Mis dobles, mi Supes y yo: los clones de Superman I

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Otro articulo mas, pero cuantos super heroes hay basados en Superman? ha este personaje y sus creadores habría que estudiarlo en los institutos, como otra corriente literaria más, que influencio a todos.

Doctor Proctor dijo...

Todavía quedan unos pocos, por eso la cosa va tan despacio. Pero veo que coge usted la idea, señor Anónimo Negro.

Mauro Picotto dijo...

Está genial, me apetecen más historias de supes, lo que pasa es que Supreme es nombre de hamburguesa o de comida para gordos.

Doctor Proctor dijo...

O de enorme consolador...