martes, 15 de enero de 2008

Comunícate

Buenos días, amiguitos. Hoy voy a hablaros de algo muy importante, de algo intrínseco a los animales y, por ende, también al ser humano. Algo que nos impulsa y nos ayuda a comprender mejor el extraño mundo que nos rodea y que nos ha tocado vivir. Me estoy refiriendo, claro está, a la comunicación.

Desde tiempos inmemoriales, los animales han utilizado diversas técnicas para comunicarse, la mayoría basadas en el sonido, ya sea éste creado por la garganta del animal en cuestión, como por ejemplo el graznido del cuervo, el aullido del lobo, o el grito del gañan humano en la alcarria; o los creados con otras partes del cuerpo o instrumentos ajenos al animal, sean estos los tam-tam africanos o el frotar de patas que provoca el cri-cri del grillo común. Éstas diferentes técnicas de comunicación sonora ayudan a que tanto los animales como los seres humanos consigan, entre otras cosas, aparearse, posicionarse a la hora de cazar o avisarse de la presencia de enemigos.

Pero hete aquí que el ser humano descubrió la escritura y consiguió expresar sus inquietudes a través de un nuevo canal de comunicación, uno que no requería poner sus pensamientos ni su intelecto al nivel (ni al volumen) de los animales. Este nueva forma de comunicación sirvió al ser humano para distanciarse, gracias a su inteligencia superior, de sus hermanos animales, ya que a través de meros símbolos escritos en un papel, el hombre es capaz de crear y destruir seres casi reales y mundos llenos de vida, en definitiva, fabricar belleza y arte de la nada. La comunicación humana conoció un nuevo auge, ya que todo el mundo podía (los que sabían) leer los pensamientos, inquietudes y sentimientos de otras seres humanos que vivieran no sólo apartados de ellos en el espacio, sino también en el tiempo.

Y al igual que el ser humano, claro está, ésta nueva forma de comunicación fue transformándose y evolucionando a lo largo de los tiempos. Pero con la llegada del siglo XX y la invención de la radio, el cine, la televisión y el teléfono, nuestra querida escritura quedó relegada a un segundo plano, principalmente debido al atractivo de los nuevos medios audiovisuales. Por culpa (¿o quizá gracias?) del teléfono, ya nadie escribía largas epístolas de amor a su amada. La gente dejó de leer ante el atractivo de una película que convierte la información contenida en una gruesa novela en una sucesión de apabullantes imágenes en movimiento. Pero en las postrimerías del siglo XX, la escritura conoció un gran avance que supuso una nueva revolución para la humanidad y una nueva popularización de este medio de comunicación. Me refiero, por supuesto, a los móviles y sus mensajes (o SMS). Gracias a ellos, todo el mundo puede comunicarse de una manera fácil, rápida y barata con sus seres queridos, sin decirse ni una sola palabra, solo tecleando símbolos en el teclado de su terminal.

Y en definitiva, todo este rollo que os he contado hoy era para no hacer una caca de post de 3 líneas, y así poder introducir como se merece esta web (http://tusmensajesgratis.com/) desde la cual podrás enviar tus mensajes de forma gratuita a cualquier móvil (previo registro). Si tienes alguna duda, en este enlace (http://tusmensajesgratis.com/comofunciona.php) te cuentan como funciona.
Pruébalo y nos cuentas tu experiencia.

Ah, y escribid bien, que no cuesta tanto.

Oscuros saludos.

1 comentario:

Mauro Picotto dijo...

Escribir bien no cuesta nada, a algunos quizá si, pero es que ocupa tanto... que se llena enseguida, jejeje.