Os saluda Lengua Negra, el último Bruto Mecánico, reapareciendo brevemente durante su retiro bunkero para regalaros esos posts que tanto os gustan y con los que me dedico a lavaros (o más bien ensuciaros) el cerebro a mi antojo.
Resulta que la semana pasada di buena cuenta de la primera serie manga protagonizada por uno de los iconos pop más titánicos de la historia: el robot Mazinger Z.
El clásico turista japonés.
¿Y porqué dedicarle un post a Mazinger Z después de toda la que ha caído? Principalmente por dos razones: porque casi todo el mundo habla de la serie de animación y no del comic original, y porque cuando la gente habla de Mazinger lo hace desde el vago recuerdo y sin la perspectiva que da el paso del tiempo. La mayoría de la información dedicada a Mazinger desde blogs de mala muerte suele ser una suerte de sinopsis redactada de un modo absolutamente mecánico, sin el más mínimo sentido crítico u observación personal alguna.
Se me antoja necesaria una revisión actual del Mazinger clásico, ya que me parece una obra estimable y sobre todo muy curiosa, que aguanta el paso del tiempo y se deja leer de forma muy amena. Tiene mérito que sin ser una serie pionera (antes que Mazin ya existían otros robots gigantes como mi querido Tetsujin-28) y perteneciendo a un género que ha evolucionado tanto (Evangelion) aún consiga entretener e incluso sorprender al fandom más veterano.
Los puntos fuertes de este Mazinger (las "claves del éxito” que dirían en televisión) los iré desgranando en forma de guía de personajes para hacer así más llevadera la lectura a los lectores menos familiarizados con la saga del coloso japonés.
Aviso para FRIKIS. Este post contiene Mazinspoilers que pueden dañar vuestros delicadísimos sentimientos. Es más: si te consideras un friki lo mejor que puedes hacer es olvidar este blog y no reaparecer nunca más por aquí.
Kōji Kabuto:
Con insusual rostro preocupado
Es el prototipo clásico del “héroe por accidente” japonés. Otro ejemplo sería Nobita Nobi, el protagonista de una serie que tiene un curioso paralelismo con Mazinger: Doraemon. Durante los siguientes párrafos quedará claro que ambas series forman parte de la misma corriente creativa, que tantísimos mangas ha dado a luz, y donde se tratan una serie de tramas y conceptos ideas muy recurrentes en el imaginario japonés.
Para empezar, y para que así el lector se vaya orientando, remarcaré que ambas series están protagonizadas por un estudiante y su familia, cuyas vidas cambiarán drásticamente (no sabemos si para bien o para mal) con la aparición de un robot que todo lo puede. Un robot de fabricación nacional, por supuesto, que sacará de mil y un líos a los desventurados protagonistas.
Como decía, el caso de Koji es el mismo que el de Nobita o incluso Ramma o Shin Chan. Jóvenes poco o nada interesados por los estudios (un probable reflejo de la personalidad de sus creadores), bastante vagos, un tanto salidos y ávidos de vivir aventuras que les saquen de las rutinas diarias.
En concreto, vemos que Koji es un verdadero jeta, decididamente gandul, macarra y salidorro. Un auténtico anti héroe bastante alejado de las cándidas personalidades de sufridores de la época como Marco, Heidi y la Abeja Maya.
Sayaka Yumi:
Inusualmente vestida
La hija del “jefe” de Kabuto, el hombre al mando de la fabricación y reparación de robots al servicio de las fuerzas del “bien”. Al igual que Shizuka, la amiga de Nobita, es guapa, presumida, celosa y poseedora de una vena agresiva bastante acentuada, que la convierte en un auténtico basilisco cuando es provocada por sus amigos. Pese a ser una heroína dentro de la serie, al pilotar el robot Afrodita A, Sayaka solo es heroína a medias ya que el inevitable machismo japones se hace presente al verla realizar todo tipo de tareas domésticas y a aparecer, curiosamente, en ropa interior o directamente medio desnuda en cantidad de ocasiones.
Esta dualidad de “heroína/objeto de deseo” le trajo más de un problema cuando entró en juego una segunda protagonista femenina que representaba, finalmente, el prototipo de mujer perfecta para un japonés: Misato. Una jovencita rubia, minifaldera y completamente pasiva, que básicamente se dedicaba a hacer tareas domésticas y poner celosa a Sayaka cada vez que Koji le ponía ojos de cordero. Un personaje completamente secundario que terminará quedando bastante del lado al término del flojo final de la serie.
Como decía, el hecho de que Sayaka no se limitara a servir de mujer florero pilotando su propio robot, provocaba una extraña situación, que nos da una primera idea de la retorcida imaginación del creador de la serie: Go Nagai. Afrodita A (que apenas si menciona aquello tan laureado del “Pechos Fuera” dentro del cómic original) sólo servía como saco de hostias a los malos de turno, que hacían con ella lo que querían. De una manera siniestramente parecida a la Eva de la Biblia, Afrodita fue creada en inferioridad de condiciones respecto a su homólogo masculino. Mientras que una nacía de una costilla de este y no hacía más que meter la pata con manzanas y hojas de parra, la otra carecía de la invencible aleación metalica que protegía a Mazinger de las mayores palizas. De este modo, solía terminar PARTIDA POR LA MITAD en cantidad de ocasiones. Claro que de la violencia de la serie hablaremos más adelante.
Boss:
Yo, yo y yo
(Me recuerda a Álvarez Cascos)
Joder, de verdad creo que cuando Go Nagai creó a Mazinger, estaba pensando todo el rato en “El Gato Cósmico” porque no es normal que los personajes se parezcan tanto. Mientras que Doraemon apareció en el 69-70, Mazinger lo hizo en el 72 así que ahí lo dejo para futuros debates.
Boss vendría a ser el equivalente de Takeshi “Gigante” en Doraemon. Ambos son brutos en formas y apariencia, y compiten con el protagonista por captar la atención y ligarse a la misma chica. Ambos matones, conocidos por un mote, poseen además una pequeña pandilla de rastreros seguidores comandados por tipos como Suneo o Nuke.
Hablando concretamente de Boss, podemos decir que para ser un vulgar acosador escolar, se las apaña bastante bien en ciencias. El tipo, por pura envidia, fue capaz de ¡construir SU PROPIO ROBOT GIGANTE sólo para no quedar ensombrecido por Mazinger! ¡Alucina! Y encima funcionaba y todo, no como los robots de Homer Simpson.
Del mismo modo que Misato, el personaje queda bastante apartado al final de la serie sin poseer un final digno. Su historia, como la de todos los protagonistas de “Los Serrano” quedó inconclusa. Una forma tan lógica como típica para atar los cabos sueltos de sus vidas habría sido la de enrollar a estos dos “Quiques” entre sí y dejar a todo el mundo contento. Pero no, al final el pobre Boss y su chatarra bot no llegan a tener ni un momento de gloria en el último capítulo, que era lo mínimo. La última vez que le vemos es atravesado por un robot-rinoceronte intentado defender el instituto tecnológico donde viven los protagonistas. Lamentable.
El Doctor Infierno:
La conquista de la voluntad no implica la conquista de Tokio
Bien, bien. Ahora sí que llega lo bueno. Porque ya sabemos todos que los mejores personajes de las series siempre son los malos. Que se lo digan sino a He-Man o los G.I. Joe. ¿Qué clase de futuro le aguarda a un niño que se apellida HELL? Nefasto futuro, a la fuerza.
No es hasta casi el final de la serie cuando descubrimos el pasado del archienemigo de Mazinger. Sus motivaciones quedaron al descubierto cuando nos contó su desgraciada trayectoria vital.
Natural de Alemania, el pequeño Hell (1902-¿1973?) sufrirá todo tipo de avatares fruto de su origen pobre y su difícil situación familiar. Desnutrido, víctima del acoso escolar y repudiado por su repugnante familia, Hell descubre en los estudios una buena forma de labrarse un futuro que le saque de la miseria. Desgraciadamente para él, su aspecto siniestro y su incapacidad para relacionarse normalmente con sus compañeros y sobre todo compañeras, le llevarán a aislarse cada vez más dentro de su mundo de ciencia y resentimiento.
El colmo llegará en sus años universitarios donde una pareja de inmigrantes japoneses (los abuelos de Kabuto) le darán esperanzas de éxito, rotas al descubrir que ambos son pareja. Incapaz de aceptar el hecho de que Juzo Kabuto se quede con la chica de sus sueños y además le supere en notas, Infierno desaparecerá del mapa hasta el alzamiento del partido nazi al que se unirá sin el menor titubeo. Claro que para esos años, el tío es tan cabrón que prefiere guardarse sus mejores ingenios para alzarse con el poder tras la caída de Hitler.
El Barón Ashler:
Tiene un porno más cotizado que el de la Octomom
Sin duda, el PERSONAJE de la serie, y quizá el más recordado, por encima incluso del propio Kabuto Jr. El carisma de Ashler viene dado por dos puntos clave: su inusitada y mezquina maldad (que le darán protagonismo a otro esbirro tan recordado como será Starscream) y su indefinido sexo. Esta idea tan retorcida (repetimos que lo de Nagai tenía tela) ha traído de cabeza al imaginario colectivo durante años, despertando tanto la duda como el morbo de miles de fans que han especulado mil y un veces sobre el desnudo y la vida privada del personaje. Sin duda, lo más decepcionante es conocer el bizarrísimo origen pulp del barón. Ashler no es ni más ni menos que ¡un monstruo de Frankenstein! Concretamente “dos antiquísimas momias (masculina y femenina) unidas por sus mitades menos deterioradas”. Una idea absolutamente demencial que nos lleva a pensar en lo divertida que sería la posibilidad de conocer al “gemelo” de Ashler, creado con las otras dos mitades más defectuosas. Su hacedor, el Doctor Infierno, siempre se refirió a él como una entidad masculina. Literalmente, un “trato de barón”. Eso nos lleva a pensar que la parte dominante de su siniestra dualidad era la masculina. Personalmente, y por muy gráficos que fueran los dibujos del chiflado de “Ladrón”, tiendo a pensar que Ashler no poseía unos genitales deformes sino que carecía de ellos. Algo que explicaría el constante mal humor del personaje.
Rizando el rizo, tenemos a los esbirros de Ashler: un pequeño ejercito conocido como las “Máscaras de Hierro” que no son otra cosa que obedientes ¡zombies! que luchan sin dudar a las órdenes de su amo. Al igual que los clones del “Imperio” de Vader, son mano de obra barata y sacrificable. Los pobres se llevan la peor parte de la serie.
Inusualmente vivo
Y cuando digo la peor parte, me refiero al nivel de violencia ejercido sobre ellos y sobre los enemigos de Kabuto en general. En estos tiempos de blandi-fascismo occidental, feminazis y corrección política, sorprende ver un cómic dirigido al público juvenil donde tuvieran cabida semejantes dosis de violencia y erotismo. Pero claro, es que estamos hablando de japón y de los gloriosos años setenta. Una década que fue testigo de toda una avalancha de creatividad desatada. Pornos antológicos, sexploitations, protogore, cómic underground… y mundos como el de Mazinger, en los que un héroe podía matar sin que nadie se echara las manos a la cabeza. Frente a los reaccionarios ochentas, en los que He-Man no era capaz de sufrir ni provocar el más mínimo rasguño (mientras Rambo mataba charlies a tutiplén en los multicines), Kabuto podía luchar contra su enemigo hasta las últimas consecuencias sin que nadie dijera nada. Al menos en oriente, dado que ya todos sabemos que a Europa llegaban todos los animes bastante censuraditos.
Por eso sorprende que en aquella época existiera un cómic con unos argumentos y un humor tan naïf, donde también se dieran cita ramalazos de acción violenta y semidesnudos picantes. Sin duda este es uno de los “ganchos” que consigue que Mazinger no sea la típica fantochada para niños, pudiendo ser disfrutada por un público joven-adulto. Nos gusta la plástica de la violencia, que le vamos a hacer.
Conde Brocken:
Cualquier día pierdo la cabeza
Otro que encontrará un final de lo más chungo es este antiguo oficial nazi resucitado por el Doctor Infierno. Líder a su vez del contingente de las “Cruces de Hierro”, Brocken es uno de los personajes más desaprovechados de la serie. Pese a ser el competidor directo de Ashler, nunca pudo hacerle sombra debido a su personalidad apenas dibujada y sus relativamente escasas apariciones.
Destaca su presencia física, debido a que su cabeza permanecía orbitando alrededor de su cuerpo. Otro punto a favor de Nagai, que siempre supo dotar a sus villanos de unas formas demenciales. Cómo olvidar a otros enemigos de Mazin con títulos nobiliarios, como el Duque Gorgon o el Vizconde Pigman. Un hombre unido a un tigre dientes de sable por la cintura y otro cuyo torso reposaba sobre los hombros de un gigante respectivamente.
Y así llegamos al final del artículo de Mazinger ¡sin haber mencionado una mierda sobre el propio robot! Eso demuestra que Mazinger Z fue algo más que una serie sobre gigantescos colosos de metal dándose la del pulpo. No por nada fue la saga de la que salió el nombre de uno de los mejores (o el mejor) fanzines de España.
Quien sabe si algún día les hablaré de las muchas reencarnaciones del robot más fuerte del mundo. Hasta que llegue ese momento, no dejen de mirar al cielo: ¡Un Bruto Mecánico podría aparecer y aplastarles!
6 comentarios:
Madre mía, que resumen más genial y que ganas de leer la serie me ha dejado. Eso sí, no le encuentro ningún parecido con los vagos recuerdos que tengo de la serie televisiva... ¿Sería por mi tierna inocencia infantil?
Gracias, gracias.
Por lo que he podido leer, la serie de Mazinger introdujo cantidad de cambios respecto al cómic original, amén de llegar censurada a las pantallas españolas.
Un tema curioso el de la censura en los dibujos animados. "Bola de Dragón" es uno de los ejemplos más sangrantes.
Como me habeis refrescado la memoria con datos ya olvidados.
la trilogia mazinguer Z, comando g y los caballeros del zodiaco: un antes y un despues en mis frikigustos.
Claro que la frase "pechos fuera", no siempre me funcionó, hay que decirlo.Pero al cabrito de Koji Kabuto si
Yo tuve unos muñequitos, pero eran marvel creo: un caballero con armadura blanca, la momia y un personaje del planeta de los simios
inusulamente divertido :)
Qué interesante, ahora que lo menciona Proctor, yo tampoco recuerdo segun que cosas, curioso.
A todo esto, no estaría mal, junto a todos los mencionados, que añadiera una grandiosa saga como fué Robotech, con un nivel argumental aun inigualable hoy en día.
P.D: por cierto, Nobita era un ser despreciable, falso, rastrero y traicionero como pocos, no creo que tenga igual :D
Si es que hace tiempo que reclamo que una productora española haga el flim de Mazinger destruyendo ciudades patrias.... solo tienen que animar esa imagen y ya lo tienen, ¡4 duros!
Chaval, vaya tesis que te has hecho, hay que ser Fr**** ¡¡uyy que se me escapa!!
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